Cuando se consigue un ahorro óptimo, como por ejemplo haber cosechado 10.000 euros, es normal plantearse dudas sobre qué hacer con el dinero. Hay 3 posibilidades diferentes que te explicamos a continuación.
Ahorrar es una práctica que muchas personas tienen en desuso, pero que te permiten tener margen en tus finanzas personales para tener una mayor salud financiera.
Cuando se consigue un ahorro óptimo, como por ejemplo haber cosechado 10.000 euros, es normal plantearse dudas sobre qué hacer con el dinero. Además, en España la falta de educación financiera hace que sea mucho más complejo tomar las decisiones correctas. En este sentido, 2 de cada 5 españoles con capacidad de ahorro, un 43%, deciden invertir en algún producto financiero, según el último barómetro de inversión de Popcoin.
No obstante, no siempre se toman las mejores estrategias.
Hay 3 posibilidades diferentes que hacer con esos 10.000 euros: invertirlos, gastarlos (al menos en parte) y ahorrar.
Sigue leyendo para ver cuáles son las ventajas e inconvenientes de apostar por alguna de estas vías. Todo para que tus finanzas personales puedan estar bajo control y no se vean comprometidas al llevar a cabo una decisión que no es muy positiva para tus cuentas.
Ahorrar: no hacer nada con el dinero
La opción más habitual cuando has conseguido disponer de 10.000 euros es ahorrarlos. Muchas personas tienen miedo de lo que pueda pasar y optar por lo que se conoce como guardar el dinero debajo del colchón. Es decir, dejar el dinero en la cuenta bancaria sin moverlo para poder hacer frente a contingencias futuras.
Esta es una práctica que no resulta muy positiva como tal. La mayoría de los gestores patrimoniales recomiendan hacer un presupuesto y trazarse unos objetivos financieros. Unas metas que deben de ir de la mano de la creación de un fondo de emergencia para, precisamente, poder tener un margen de maniobra ante una situación inesperada.
Esto sería el caso, por ejemplo, del cambio de un electrodoméstico, de la revisión de tu vehículo y un largo etcétera. En este sentido, está bien poder contar con parte de ese efectivo que has conseguido apartar, aunque no se debería hacer con todo el capital ahorrado, en este caso 10.000 euros.
¿Por qué? Pese a que la mayoría de las personas piensan que es una práctica segura y que tu patrimonio no se perderá, la realidad es bien diferente. El efecto de la inflación hace que el dinero pierda su valor con el paso del tiempo y que, por tanto, tu poder de compra descienda en el futuro. Y es que no valdrá lo mismo un coche en 2020 que en 2035. Un euro hoy casi seguro que valdrá más que un euro dentro de varios años, por lo que se va devaluando si no inviertes.
Con todo, es una realidad que tener el capital al alcance hace que dispongas del ahorro en cualquiera de los casos. Es una de las principales ventajas, a pesar de que no te esté generando ningún tipo de rendimiento. Además, si el sistema financiero, como el 2008, muestra grandes problemas de liquidez, como sucedió en Chipre o Argentina con los corralitos, tener dinero al alcance siempre es positivo.
Pero obviando esta situación, la realidad es que hay más desventajas. Si no mueves el dinero que has conseguido apartar, con el paso del tiempo irás perdiendo poder adquisitivo.
Gastar: emplear el dinero en cosas que necesitemos o en algún capricho
Una posibilidad que se te puede venir a la mente si has ahorrado 10.000 euros es que lo gastes en su totalidad o parcialmente.
Es muy común escuchar que el dinero está para disfrutarlo y es verdad. Pero gastarlo sin control puede llevarte a la ruina. Ningún asesor patrimonial recomienda en absoluto que los ahorros los gastes totalmente, puesto que tus cuentas y presupuesto pueden entrar en graves problemas que cueste corregir.
Eso sí, no está de más que parte de esos 10.000 euros los puedas destinar a alguna cosa que necesites o, incluso, algún capricho. Por ejemplo, si das la entrada de un coche nuevo o si gastas parte en tus vacaciones. Son dos conceptos necesarios en algunos casos, que no tienen por qué poner bajo tensión tus finanzas personales, y que generan esa sensación de disfrute que tanto se necesita para seguir con los hábitos económicos correctos.
Por el contrario, gastar absolutamente todo lo que se ha conseguido ahorrar es una práctica a la que nunca debes recurrir. Se traduce en un acto sustentando por el descontrol financiero: puede llevarte a la más auténtica quiebra y no es aconsejable, en cualquier caso.
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Invertir: hacer crecer esos ahorros previos apostando por diferentes productos
Este es capítulo que la mayoría de los expertos recomiendan. ¿Has conseguido ahorrar 10.000 euros? De acuerdo. Sin embargo, lo mejor es hacer que ese dinero rente lo máximo posible para no perder potencial de compra batiendo a la inflación y, por qué no, para tratar de que el dinero ahorrado sea aún mayor.
Casi todos los asesores patrimoniales recomiendan que, como mínimo se invierta entre el 20% y 30% de tus ahorros. Es decir, que, de esos 10.000 euros, podías mover entre 2.000 y 3.000 euros. Aunque la exposición a la inversión puede ser mayor o total, dependiendo de si disponer de un fondo de emergencia y de las condiciones del mercado.
Para invertir, primeramente, has de responder a dos preguntas: el riesgo que estás dispuesto a asumir con tu dinero y la necesidad que tienes para disponer del mismo. A partir de la respuesta de estas cuestiones podrás plantearte qué tipo de producto se ajusta más a tu perfil como inversor.
Hay un abanico de vehículos que pueden interesarte, según el nivel de riesgo. Los depósitos, en primer lugar, un producto de ahorro a plazo fijo que proporciona una rentabilidad por depositar una cantidad de dinero durante un período determinado, son líquidos, por lo que sacar capital antes de su vencimiento suele tener penalizaciones.
Por otra parte, está la opción de las cuentas remuneradas. Es un producto de ahorro garantizado, en el cual aportas a una cuenta de ahorro nuestro dinero, sin plazos habitualmente, y este dinero produce de manera constante un interés fijado previamente.
En última instancia, hay otras alternativas de interés como son la inversión en planes de pensiones, en fondos de inversión o directamente comprando acciones o bonos en los mercados. Eso sí, es recomendable que si no tienes conocimientos de inversiones contactes con un asesor financiero para que te guíe sobre lo que más se ajuste a tus necesidades y así generar rentabilidades con el paso del tiempo.
*Artículo original publicado por Héctor Chamizo en Business Insider